¿Por qué Anarquista?
Porque me da la gana, porque nunca he
usado antifaz, porque prefiero ser aprendiz y no maestra experta, porque debajo
de la teoría existe un universo de cosas que no se conocen pero se intentan
practicar y de paso se aceptan las equivocaciones.
Tal vez solo por ponerle un nombre a
un torrente de insatisfacción que fui acumulando desde los cinco años porque:
las niñas no pueden hablar, no pueden montar bicicleta, no pueden jugar con
varones, no pueden ir a las discos solas, no pueden tener novio, no pueden irse
de casa a los 18, porque las niñas son de casa, porque hoy en día no solo
tienen que cocina, fregar, lavar, también tienen que estudiar, ir a la
universidad y pelearse por un sueldo superior al del hombre.
Quizás es solo resentimientos por un
cumulo de cosas porque: los niños no les interesa hablar, no pueden cocinar, no
pueden llorar, no pueden jugar con muñecas, los niños son de la calle y deben
aprender a conducir un vehículo antes de los 16, y para ser bien varones tienen
que tener varias novias sin que ninguna sepa de la existencia de la otra, y
tienen que tener dinero porque un hombre vale lo que cuesta.
Es posible que sea anarquista porque
nunca entendí los cuentos de hada, el monstruoso- dragón, la bella princesa y
el príncipe azul, valiente; hasta que le di la vuelta y lo pude ver alrevez.
Porque llamarme anarquista: porque el
estado, los parlamentos, los gobernantes, los políticos, los lideres
autoritarios no sirven para nada más que para hacerse ricos, para excluir y
para sostener los prejuicios, demostrado y confirmado, pero cada tanto lo
volvemos a elegir voluntaria o inconscientemente. Porque todo el mundo sabe
perfectamente que debe hacer el otro, para donde debe moverse, que carrera
elegir, como dirigir mejor su vida, porque todos quieren mandar, mandar y
mandar, pero pocos se deciden hacer, o dejar de hacer para no ser mas cómplice,
cómplice del que oprime, del que excluye, del que discrimina, cómplice del que
no cree nada mas allá de su nariz y por ende dogmatiza, obliga, desequilibra,
parte, rompe, destruye. Cómplice del que obedece porque si, porque es más
cómodo que te manden ya que al final la responsabilidad no es suya, cómplice
del que llora pero no se revela y termina automatizado, obedeciendo como mansas
ovejas.
Cómplices de una marca, porque todos
sabemos que la Coca-Cola no quita la sed pero la preferimos antes que el agua,
porque estoy convencida que cada uno tiene una gran adicción, algunos a las
drogas, otros a la comida, a los ejercicios a los cuerpos fiitnet, otros al
trabajo, al dinero, al ocio y generalmente esa adicción la genera la búsqueda
de la libertad. La libertad tallada por tantos caminos: la mentira, las
ilusiones, las fantasías, las adicciones, las burlas, los reconocimientos, los
diplomas o títulos, los demás. La libertad siempre hacia fuera, rara vez hacia
dentro.
Porque no soporto las nubes rosas, las
burbujas azules, las mentiras, las falacias, el engaño, la cordura, las
ataduras, las estructuras, la ceguera, las guerras, las armas, las encomiendas,
lo cotidiano, lo turbio, lo borroso, porque pocos se bañan en un rio sucio a
menos que sea por pura obligación.
Porque no me quiero quedar callada,
porque no me quiero dar por vencida, porque no quiero dejar de creer que puede
existir algo diferente, real o irreal, pero diferente, algo que me dé la opción
de elegir por mi misma y con mis propios recursos, porque quiero creer que
existe alguna verdad, que el mundo es horizontal, por lo menos la visión de él
que proyecto.
Porque me he resistido siempre, me
resisto y me seguiré resistiendo a que me manden, que me obligue directa o
indirectamente hacer algo que no quiero, o a mandar a alguien hacer algo, porque
no estoy de acuerdo, porque no lo creo, porque no me gusta, porque me maltrata
o simplemente porque no me da la gana.
Las ganas, una palabra que tiende a
malinterpretarse, porque tener ganas casi siempre se reduce a una retorica
concepción sexual, o a una malcriadeza y en el mejor de los casos se relaciona con rebeldía. Mis ganas generalmente están unidas
a mi pasión sexual o no, rebelde o no. Y prefiero ser rebelde, “”salvaje”” o
“educada” pero solo si me da la gana”.
Y soy anarquista porque me da la gana,
porque me da ganas de vivir, porque me da ganas de creer y creo, porque me dan
ganas de hacer y hago, porque me dan ganas de gritar, de hablar, de escribir y
grito, y hablo de lo que me parece y de lo que no me parce y escribo lo que me
sale de una conjunción de cosas que yo denomino mi alma o mis sombras.
Porque me da la gana de no obedecer,
ni mandar, porque nunca he obedecido y nunca obedeceré, porque se me parte la
hiel y se me revienta el hígado ante las injusticias, ante el juicio despiadado
e inconsciente, ignorante, ante la cohibiciones y exclusiones, pero sobre todo
y lo que más me da náusea es la jerarquía ¡la detesto!, y con eso me convierto
en un ser humano que juzga, que castiga, que excluye, que separa y no me gusta
y quiero creer y creo que algún día será mejor y dejare de juzgar y de excluir
y me limitare a actuar conforme a lo que creo, o creo creer, o simplemente
quiero creer, que probablemente no sea lo mejor para todos. Pero tal vez ¡si para mí!. ¿Y con eso me convierto
en egoísta?, Es probable, pero prefiero serlo mil veces, egoísta por elección
antes que altruista por sumisión. Y me parce que con mi egoísmo termino siendo
más solidaria y empática. Y eso me gusta y me da ganas. Y en resumidas cuentas
por eso soy anarquista porque ¡me da ganas!
Rosa Rojas (Dominicana)