ELECCIONES Y GOLPES

A PROPÓSITO DE LAS ELECCIONES.

Las elecciones para diputados, gobiernos locales y por primera vez para el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), dejan un sabor amargo para aquellos mismos que se dicen patrióticos y defensores de la democracia – concepto que habría que definir nuevamente, porque vivimos en la plutocracia – dado que, pasan las horas, los días y las noches y no dan resultados de los escrutinios finales ¿Uno puede decir, qué tardada es la democracia, no?

En pleno proceso electoral según la Fiscalía General de la república se detienen 25 personas por usar presuntamente documentos falsos de acreditación del partido Democracia Salvadoreña (DS) los cuáles votaron, dos ellos empleados de la alcaldía de San Salvador, ante el suceso el partido anticipadamente advierte que no pertenecen a sus filas.

La democracia en el Estado actual y sus sabores nos permite vislumbrar una domesticación y adiestramiento institucional para la población en general, haciendo creer que al votar podrían solventar los fenómenos sociales que nacen del mismo vientre del Estado.

Dos días después un grupo de personas de las comunidades aledañas a la altura de Montelimar carretera que conduce hacia el aeropuerto Monseñor Romero. Se tomaron las calles, bloqueando así el tráfico, en horas de la tarde. En horas de la noche, llega un grupo especial de la Unidad de Mantenimiento y el Orden (UMO) con su armamento parecido al de robocot, - solo que en la película, robocot es un héroe policía y es así que bajo la influencia del cine, nos hacen creer que la sociedad funciona bien - así es legitimado el monopolio de la violencia por parte del Estado. En éste caso particular los de la UMO no fueron héroes en ningún sentido, agredieron a las personas que bloquearon la carretera con llantas, piedras – relativamente grandes – y todo lo que pudiese llamar la atención – al final el objetivo fue ese, hacerse sentir y llamar la atención de los medios para demandar el irregular servicio del vital líquido, en efecto así fue; Las redes sociales se activaron al instante, muchas de las personas afectadas en sus vehículos solicitaron el desmonte de la “pequeña – gran movilización”. Por eso en horas de la noche los agentes de la UMO –protectores del “orden y progreso” – llegaron con sus imponente uniformes intimidando a las y los niños, a las y los jóvenes y sobretodo a las y los ancianos que solo exigían el reinstalo del vital líquido, llevaban más de quince días sin agua, y en otras ocasiones han pasado hasta meses.

Es entonces en éste punto donde uno se pregunta ¿Dónde están aquellos y aquellas con rostro sonriente y aspecto amable pedían el voto? ¿Por qué ahora que el pueblo los necesita, ni siquiera se pronuncian? La única respuesta lógica es que aún están a la espera de los resultados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para mantener el Status quo que tienen como “administradores” del Estado.

¿Funciona realmente ésta democracia para los intereses de los más necesitados?, En definitiva no. Actualmente legislar, Gobernar, son indudablemente sinónimos de coacción, coerción, parcialidad, injustica, desmovilización popular, inactivación de movimiento social, controlar, ser observado, catalogado como animal – uno más -, ¡UN VOTO MÄS! Vivimos en el régimen de la legislación y el gobierno ¿Qué cosas buenas nos ha dado eso?, nos ha dado una alza a los precios de la canasta básica y a su vez un salario mínimo deplorable, un sobreexplotación de los recursos, segregación institucional, adiestramiento institucional, privarnos en la falsa idea de una libertad, nos ha dado motivos para consumir, nos da motivos para votar. Pero por sobretodas las injusticias que el actual régimen “democrático” nos ha dado hasta ahora; Nos da una utopía, esa que nos hace avanzar en alcanzar la anhelada libertad, ¿Cómo lo hacemos? Pues, sería bueno ir a preguntarles la experiencia a las personas organizadas que bloquearon las calles y paralizaron la lógica de consumo por un momento, porque detuvieron a los camiones serviles de las grandes corporaciones y transnacionales.

Marcos.